La diástasis abdominal tras el embarazo es una condición frecuente que afecta a muchas mujeres en el posparto. Aunque suele asociarse a una cuestión estética, lo cierto es que también puede tener implicaciones funcionales que repercuten en la calidad de vida: dolor lumbar, debilidad del core, molestias digestivas o inestabilidad al realizar ciertos movimientos. En este artículo te explicamos cuándo es recomendable intervenir quirúrgicamente, qué alternativas existen y por qué técnicas como REPA o MILA, disponibles en Centro PAD, se han convertido en la opción más segura y eficaz.
¿Qué es la diástasis de rectos y por qué ocurre tras el embarazo?
La diástasis de rectos es la separación de los músculos rectos del abdomen, causada por la distensión del tejido conectivo (línea alba) que los une en la línea media. Durante el embarazo, el útero en expansión empuja hacia fuera la pared abdominal, provocando el estiramiento progresivo de esta estructura.
En la mayoría de los casos, esta separación mejora espontáneamente en los primeros meses tras el parto. Sin embargo, cuando la separación persiste más allá de los 6-12 meses y viene acompañada de síntomas, puede considerarse una diástasis abdominal posparto crónica.
¿Cómo saber si tengo una diástasis abdominal tras el embarazo?
Algunos signos típicos incluyen:
- Abombamiento o «barriga de embarazada» que no desaparece.
- Sensación de debilidad o falta de control del abdomen.
- Dolor lumbar o pélvico.
- Dificultad para levantar peso o realizar ejercicios abdominales.
- Molestias digestivas.
Un diagnóstico preciso se obtiene mediante valoración clínica y ecografía, aunque también puede confirmarse mediante pruebas de imagen más específicas. En Centro PAD, el equipo médico especializado realiza un estudio personalizado para cada paciente, evaluando tanto el componente funcional como estético.
¿Cuándo está indicada la cirugía?
La cirugía no es la primera opción para todas las mujeres con diástasis abdominal tras el embarazo, especialmente si esta es leve y no presenta síntomas funcionales. Sin embargo, está recomendada en los siguientes casos:
- Diástasis superior a 2-3 cm persistente tras 12 meses.
- Presencia de dolor o debilidad funcional.
- Alteraciones posturales o dificultad para retomar el deporte.
- Afectación estética significativa que afecta al bienestar psicológico.
Además, si hay hernias asociadas (como la umbilical) o flacidez cutánea importante, la indicación quirúrgica es aún más clara.

¿Qué técnicas quirúrgicas existen?
Actualmente, la cirugía para tratar la diástasis abdominal se ha modernizado gracias a técnicas mínimamente invasivas que ofrecen excelentes resultados con menor impacto físico. Entre ellas destacan:
Técnica REPA: Reparación Endoscópica Preaponeurótica
La técnica REPA se realiza a través de pequeñas incisiones laterales por las que se introduce una cámara endoscópica y los instrumentos quirúrgicos. Se accede a la zona preaponeurótica para suturar los músculos rectos del abdomen y, en muchos casos, se coloca una malla quirúrgica que refuerza la zona sin generar tensión.
Este procedimiento no requiere incisiones en la línea media del abdomen, lo que se traduce en cicatrices mínimas, menor dolor postoperatorio y una recuperación más rápida. Es ideal para mujeres que no presentan exceso de piel o flacidez cutánea marcada.
Técnica MILA: Mini or Less Access
La técnica MILA es otra opción quirúrgica innovadora, basada en abordajes reducidos y tecnología endoscópica avanzada. Permite una reparación precisa con mínimas incisiones, menos complicaciones y excelentes resultados funcionales y estéticos.
Ambas técnicas se aplican de forma personalizada en Centro PAD, con una valoración integral del caso y un plan quirúrgico ajustado a las necesidades de cada paciente.
¿Y si hay exceso de piel? El rol de la abdominoplastia
En pacientes con flacidez abdominal o exceso de piel tras varios embarazos, puede indicarse una abdominoplastia combinada con la reparación de la diástasis. En este caso, se realiza una incisión horizontal baja (en la zona del bikini), se elimina el tejido sobrante y se reparan los músculos rectos.
Aunque la cicatriz es mayor, se planifica cuidadosamente para que quede oculta bajo la ropa interior. Esta combinación ofrece un resultado integral: mejora funcional y estética del abdomen.
¿Qué esperar tras la cirugía?
La recuperación depende del tipo de técnica empleada y del estado previo del paciente, pero en general:
- Se recomienda reposo relativo los primeros días.
- El uso de faja abdominal es habitual durante 4-6 semanas.
- Se puede retomar la actividad física progresivamente.
- La reincorporación laboral suele producirse a las 2-3 semanas, dependiendo del tipo de trabajo.
En Centro PAD, el seguimiento postoperatorio incluye visitas de control, recomendaciones de ejercicios progresivos y evaluación del proceso de cicatrización.
En definitiva, la diástasis abdominal tras el embarazo es una condición tratable que, con el enfoque adecuado, puede resolverse de forma eficaz y segura. Gracias a técnicas mínimamente invasivas como la REPA o la MILA, las mujeres pueden recuperar la funcionalidad de su abdomen y mejorar su autoestima sin someterse a cirugías agresivas.
Si presentas alguno de los síntomas descritos o sospechas que podrías tener diástasis tras el embarazo, contacta con Centro PAD para una evaluación personalizada. Invertir en tu bienestar funcional y estético es una decisión que puede transformar tu calidad de vida.